Teoría de la Mente



Este nombre no se trata de una teoría científica, sino del nombre que la psicología le ha puesto a una capacidad mental que todas las personas, en mayor o menor medida, tenemos.  Es la capacidad para interpretar las conductas y formarnos una representación mental de los estados mentales, tanto propios como ajenos.  Esto nos permite atribuir creencias, deseos, emociones, igualmente, propios y ajenos.   Nos permite leer el contexto, interpretarlo correctamente y entenderlo, intuir situaciones, entender intenciones, lo que nos lleva a saber cómo actuar y que se espera de nosotros.  Cuando una persona tiene una pobre teoría de la mente, es decir, esta capacidad disminuida, se le hará muy difícil aprehender el mundo, hacerlo suyo y sentirse parte de él;  mirarlo e interpretarlo tl cual es, en especial los vínculos, lo emocional y lo social, haciéndosele difícil  conectarse con la realidad.

Suelen ser torpes para intuir el mundo mental de los demás, para mantener interacciones sociales fluidas, recíprocas y dinámicas.

Las alteraciones en esta capacidad originan en las personas dificultades para una serie de desempeños en lo cotidiano, en su interacción los demás y hasta con el aprendizaje.  Como ya he mencionado antes, no todas las personas evidencian todas las manifestaciones que se plantean, tal vez, sólo algunas, o tal vez, en distintas intensidades.  Algunos de estos indicadores son:

  • Les cuesta predecir la conducta de otros, es decir, poder saber de antemano de qué manera reaccionará alguien ante tal o cual situación.
  • El darse cuenta de las intenciones propias y de los demás.
  • No son empáticos, no son capaces de imaginar lo que sienten otros o de ponerse en su lugar.
  • No tienen un manejo apropiado de sus emociones.
  • No comprenden y tienen poca conciencia de cómo sus conductas o comentarios afectarán a los demás e influirá en lo que piensen de él, de la idea que el resto se forme.  No anticipan la repercusión de sus conductas.
  • No logran comprender lo que se espera de ellos.
  • No tienen en cuenta el nivel de conocimiento de la persona con la que está conversando.
  • No saben de qué hablar con los demás, sólo hablan de sus temas de interés.  
  • No saben ni cómo ni cuando empezar o terminar una conversación.
  • No entienden mentiras, engaños o dobles sentidos.
  • Son bastante ingenuos y dicen las cosas tal cual ellos las ven.
  • Se les hace muy complicado comprender las interacciones sociales en general.
  • Les cuesta adaptarse al contexto.
  • No suelen sentirse parte de los grupos a los que pertenecen y no entiende qué se espera de ellos.
  • Suelen no tener filtros para decir lo que piensan.
  • Suelen usar de forma equivocada los tiempos verbales y los pronombres personales.
  • Pueden presentar un tono de voz robótico, una prosodia distinta y hasta usar palabras muy rebuscadas.

Conociendo algunas de las manifestaciones que están en déficit cuando se tiene una pobre teoría de la mente, podemos inferir que la convivencia les resulta muy complicada, porque nada de lo que hacen es bien aceptado por los demás.  La mayoría de las personas adquirimos esta capacidad de forma innata, sin que nadie nos enseñe sabemos relacionarnos, intuir las situaciones, darnos cuenta de las intenciones, manejar nuestras emociones y ser capaces de comprender y leer a los demás.  Si no sabemos cómo desempeñarnos en alguna situación, miramos cómo lo hace el de al lado e improvisamos, pero a ellos esto no se les ocurre.  Improvisar es algo que simplemente no conocen.  Ellos no lo adquirieron de forma innata, y la única manera de que sean capaces de adquirirla es a través del aprendizaje, como si fuera un idioma extranjero, un aprendizaje sumamente explícito. Necesitan que les vayamos proporcionando un “manual”, una “guía” para aprender a manejar la inmensidad de interacciones que son parte de la vida diaria.  Es como irles poniendo las tablas que faltan en el puente para que sean capaces de cruzarlo.  Esta capacidad comprende tanto el aspecto de la comunicación pragmática como del social y el manejo de las emociones, puesto que van de la mano.  No es que no tengan interés en socializar, es que no saben cómo deben hacerlo porque necesitan que se les enseñe explícitamente.

La buena noticia es que si bien es un trabajo arduo, con nuestra ayuda son capaces de ir adquiriendo los conocimientos y generalizarlos para usarlos en situaciones diferentes.   Una vez adquirido el conocimiento, es generalizado y ya no será necesario repetirlo, y serán capaces de usarlo en lo sucesivo.  Van llenando su banco de información.  Es evidente, que los papás tenemos que estar empapados de lo que nuestros hijos necesitan y convertirnos en expertos en ellos, para aprovechar cada momento del día, cada pataleta, cada crisis y ver estos momentos como oportunidades en las que podrá aprender algo que lo ayude a avanzar.  Por esto es que si bien la terapia es muy provechosa y necesaria,  no se muda a nuestra casa y  somos los papás los que les acompañaremos hasta que lleguen a la adultez y quienes debemos convertirnos en expertos.

Estas dificultades para "leer la mente de los demás" se hacen evidentes en situaciones naturales, en interacciones sociales reales y no se aprecian solamente en encontrar y mantener amistades, sino que están presentes en la mayoría de actividades cotidianas.  Sería ilógico pretender que un niño aprenda qué hizo mal haciéndolo reflexionar o castigándolo, igualmente no va a entender qué fue lo que hizo mal.  Les cuesta entender los significados de los conceptos abstractos por tener un pensamiento sumamente visual, incluso piensan en imágenes, por esto, debemos ser muy explícitos y enseñarles los significados abstractos usando imágenes, dibujos, videos, etc.

Aquello que nos parece evidente, claro y natural nos puede dar la idea equivocada de lo que implica un proceso sencillo y simple, pero en realidad las sucesivas y múltiples intuiciones y/o inferencias que se realizan en cada actividad interpersonal exige de cada uno una serie de competencias que nos permiten penetrar en los mundos mentales ajenos y propios.  Es ese ojo interior o mirada mental, la que nos permite hacer interpretaciones e inferencias, es la que no funciona bien en personas con una pobre teoría de la mente.

"La falsa creencia" es una prueba que ayuda a determinar si un niño es capaz de establecer creencias, prediciendo la conducta de una persona.  Permite investigar la capacidad de inferir de una persona, la misma que está incluida en las capacidades mentalistas planteadas por al teoría de la mente.  Como ilustra el siguiente gráfico, ante la pregunta en qué lugar dejó Sally su canica, la respuesta lógica sería en el lugar donde lo dejó, pero una persona que no sabe establecer creencias, responderá: "En la caja donde lo puso Ani".


Considero que con este planteamiento podemos entender un poco más cuáles son algunas de las dificultades que presentan las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) o con Trastorno Pragmático de Lenguaje (TPL), al que ahora también se le llama Trastorno de la Comunicación Social, entendiendo "lenguaje" como comunicación y su uso útil y práctico en lo cotidiano.

Para ayudarlos a desarrollar esta habilidad mentalista, me gusta mucho usar las fichas de "En la mente" de Marc Monfort, con las que podemos irlos dirigiendo paso a paso a la adquisición de todas aquellas habilidades mentalistas necesarias.


También uso estas dos aplicaciones.



Es importante enseñarles de forma muy explícita los significados de las preguntas ¿Qué?, ¿Cómo?, ¿Dónde?, ¿Quién?, ¿Por qué?, ¿Cuál?, etc., porque con mucha frecuencia no saben qué se espera que respondan ante preguntas abiertas por no tener claros los significados. Unas denotan lugar, otras, conceptos, tiempo, causas, etc.   Una vez comprendidos, será necesario practicar haciéndoles preguntas abiertas para que vayan siendo capaces de responder con oraciones que transmitan sus ideas.  Igualmente ante preguntas suyas, respondámosles repreguntando, de manera que ellos deban elaborar sus propias respuestas.
Para esto los dibujos son de gran ayuda y el enseñarles también a usar el discurso privado, esa habilidad de hablarse a sí mismos para guiar su pensamiento y su actuar.

Probablemente con esta información hayas identificado a muchas personas alrededor tuyo en quienes habían actitudes que no lograbas entender.  Ahora te será más fácil leer a estas personas, entenderlas y poner medios para ayudarlos.  Anticípalos a lo que esperas de ellos ante las distintas situaciones de forma clara y directa, porque la diplomacia no la entienden y así harás su vida más fácil y le estarás enseñando estrategias que podrán utilizar en otras situaciones.


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